En los primeros años de la infancia, el cerebro del niño tiene una gran capacidad para crear nuevas conexiones neuronales con base en los nuevos aprendizajes y las experiencias vividas.
Como padres, podemos intervenir en su desarrollo cognitivo, estimulando a temprana edad sus capacidades, como, el momento en que empieza a pronunciar sus primeras palabras, a desplazarse y a explorar el mundo por sí mismo.
Además de esto, la educación temprana también favorece a que pueda tener el mayor provecho al absorber información y que adquiera nuevas estrategias eficaces en la manera de interactuar con su entorno, es decir, que el niño aprenda a aprender.
Los programas de estimulación temprana ayudan a que los niños tengan un mejor desarrollo psicomotor y tengan mayor autoestima personal, contribuyendo al desarrollo del lenguaje y la comunicación.
Algunos de los beneficios que le podemos brindar a nuestros hijos con una estimulación temprana son:
• Mejorar la capacidad de concentración.
• Impulsar sus competencias motrices.
• Facilitar la adquisición del lenguaje.
• Establecer las bases para una rutina de trabajo para su primera etapa escolar.
• Favorecer las habilidades sociales.
• Y la más importante, reforzar su autoestima.
En Milee, acompañan al desarrollo de los niños a través de clases guiadas y personalizadas de acuerdo con su edad, desde sus primeras etapas de vida, hasta su ingreso al kínder.
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